martes, octubre 21, 2008

Escape II

A veces me pienso desnudo sobre le mundo. Recostado en el balance perfecto de los sueños y la vida. No me gusta pensar mucho en el futuro. Le temo, no sé si es porque soy un cobarde empedernido o porque las vibras que me llegan a veces no son muy gratas. En mi familia corre el don de la premonición, aun así, no lo intento mucho. Prefiero vivirme el día, intento practicar esa filosofía que me nace natural, lo que pasa en el momento.
También sueño de vez en cuando. Sueño con las nostalgias, con la melancolía que me produce el dormir sin saber qué sucederá mañana. ¿De veras quiero vivir así? A veces no sé lo que quiero. Lo sé, soy un ser completamente dicotómico, complejo, por lo tanto, sé que estoy vivo.
Hay veces que quiero que el día no acabe. Que sea eterno y se postre sobre mis hombros pidiendo silencio. No hay libertad más grata que el silencio aunque muchos digan que es una cárcel. Por lo menos, yo no lo veo así, todo es cuestión de las negociaciones y de quién esté al mando. Con el silencio se aprecian mejor las cosas. No es necesario ver para entender. Es absurda la lógica humana. Sus complicaciones morales. Moralidad falsa. La presa a veces es más devoradora que el depredador.
Ahora entiendo que no hay balance perfecto en el mundo. De pequeño nunca me creí sus cuentos y ahora mucho menos. No hay escape a nuestras ficciones, son sólo eso, ficciones, fantasías de nuestras frustraciones, sólo sueños pensando en lo que queremos para mañana.
Yo no quiero nada. Yo lo quiero todo hoy. Ahora intento mojarme la boca con palabras absurdas. De ella nunca sale lo que pienso, al menos, no completamente. Solo cuando la circunstancia lo amerita. Eso sí, siempre digo la verdad. Le tengo alergia a la mentira. Aunque para sobrevivir a veces hay que ir en contra de lo que creemos; es necesario mentir. Yo no lo hago, por eso me meto en problemas siempre, la gente no aprecia la franqueza de su realidad. Prefieren vivir acobardados con la mentira. ¿Qué hago? ¿Se supone que haga feliz a una persona con mentiras o infeliz con realidades? Aquí no sobrevive el más fuerte sino el que tiene el poder para $er fuerte.
¿Hay que buscar el perdón? No lo sé, pero por si la vida no me comprende y me extermina los perdono a todos desde ahora. Mas sin embargo ¿quién me perdona a mí?

4 comentarios:

Anónimo dijo...

todo depende de la manera en que lo veas, bien!

no apta para la humanidad dijo...

yo siempre digo que soy una contradicción ambulante por cuestiones muy similares a las que escribes aquí. pero creo que todas esas contradicciones son lo que hacen del ser humano uno hermosamente complejo.
me identifiqué con este escrito, comparto muchas de tus inquietudes/actitudes.
en cuanto al perdón...nunca me lo había planteado así, tengo que pensarlo. lo único que puedo decir es que para mí el perdón más difícil es a mí misma. hay cosas que no me perdono...pero ya los conflictos con la bicha interior han adquirido notoriedad, jaja.
me encantó leerte, ya seguiré visitando :)

Idalís dijo...

q fuerte!

José H. Cáez Romero dijo...

Qué bueno que te haya gustado mucho Maldes, eres tremenda amiga. Es cierto eso que dices, el perdón más difícil es aquel que se postra ante uno mismo. Y no te preocupes por tu bicha, es bien divertida, jaja, espero verte prontito.