sábado, enero 06, 2024

 Y de pronto me doy con la vida, con el encuentro de mí mismo y de mi pasado. Tengo miedo de abandonar todo lo que siempre comienzo por las razones que siempre tengo y también por las que no. Es la una de la madrugada y mientras lucho con el sueño, mientras intentaba encontrar fuentes para la tesis que debo escribir, doy con un archivo antiguo, bastante distante. Un archivo lleno de textos y textos y textos. Poemas, memorias, cuentos, intentos fallidos de novela... todo lo que en algún momento me impulsó a querer ser algo, a querer igualarme a otros, a querer ser. Me leo y me río. Me abochorno de algunas cosas que pensaba eran buenas. La madurez ayuda a uno a entender los caminos de mejor forma. Aunque en aquel momento evidentemente era solo un aprendiz de poeta, un impostor en este mundo de letras, identifico con objetividad que también había mucho madera para tallar. Años después me doy cuenta de eso. Me leo y se me abre la boca, porque me doy cuenta que antes era mejor escritor que ahora. Antes, aunque lleno de pretensiones, había una inocencia y un interés en la vida que me hacía jugar con las palabras. De pronto ahora percibo la inutilidad de todo. Estoy en un mundo que no entiendo. La gente me parece tan ajena, tan imprudente, tan "libre" y a la vez tan encerrada en sus manías de querer decir y de querer imponerse. 

A medida que seguía abriendo archivos recordé este blog que fue mi refugio de tantas cosas. Demasiados texto que escribí, demasiadas cosas las que confesé. Me resultaría interesante volver a intentar refugiarme en esto de escribir como antes. Me gustaría escribir con la inocencia y con la urgencia de fugacidad que antes. Ahora mismo tengo en la sensación en el cuerpo que tenía cuando tenía 18. Qué interesante. Veré hasta dónde me llega el amor y hasta dónde converso con la vida.