sábado, mayo 23, 2009

Escape VII






Me resulta tan extraña esta cosa de ir a los gimnasios. Las cintas métricas y las balanzas. Las máquinas, el olor a sudor, la música, los baños, las duchas, la gente... Creo que eso es lo más que me resulta extraño, la gente, especialmente los que no necesitan ir, las Barbies y los Johnny Bravo. Los que mueren si huelen grasa y se desesperan porque no encuentran la lechuga adecuada para alimentarse. Las dietas. Me río. Siempre veo las dietas al revés. Puede que tenga dislexia emocional e interpretativa pero es así. Cuando me mandan a comer lechuga en exceso es cuando más vaca me siento. ¿Eso no es lo que comen ellas? ¿Hierba y vegetales? La gente con cuerpos schwarzeneguianos lo miran a uno distinto, como si uno no fuera gente por tener el cuerpo como lo tiene. Que conste, no voy al gimnasio por lograr ese físico. Dios si existe en algún plano sabe que no, me resulta irreal. Los miro como cuerpos no reales. Voy por obligación médica, que sé, en algún momento abandonaré, como ya he hecho tres veces. A mí me resultan interesantes los cuerpos opíparos como el mío. La abundancia es la clave de todo. Claro, hay dos o tres huesitos que llaman la atención, pero cuando digo huesitos, es la gente flaca enclenca que no visita gimnasios, sino que su anatomía es así. La gente tiene un culto tan raro con el cuerpo, con las nuevas concepciones de belleza y físico. A veces miro para atrás, pero bien para atrás, busco fotos que tenía mi abuela de cuando era joven y los físicos eran tan distintos. La gente era más robusta, sin embargo no musculosa. Las personas delgadas se limitaba a aquellos que no tenían la dicha de llevarse un trozo de alimento a la boca. La gente no se preocupaba por eso, más bien por el trabajo y por cosas que pienso sí valen la pena. No había tiempo para fijarse en el cuerpo. En la actualidad si no eres delgado o presentas un cuerpo a lo Julián Gil no eres nadie. Es extraño, parece ser más importante la apariencia del cuerpo que del intelecto. Me hace pensar en una nueva forma de marginación. Seguimos en el retroceso. La gente cada vez se distancia más de lo que es ser humano. Es una barbaridad pensando en el siglo en el que estamos. Primero eran los judíos, después los musulmanes, después los judíos otra vez, después los pobres, después los negros, después los pobres negros, y ahora los gorditos. Y si no gorditos, los que tienen algo en exceso. Lo pienso cada día más y es tan horrible. De dónde salió esta nueva forma de vernos, por qué surgió. Hacia dónde queremos llegar. Si lo mejor de todo es tener de donde agarrar (en el caso de tener pareja). Sucumbimos ante un cuerpo perfecto. ¿Grecia antigua? ¿Roma? Pamplinas, qué sabe la gente de eso. Con la vida acelerada que se lleva en el mundo, especialmente en la ciudad, de dónde se saca el tiempo para fijarse en el cuerpo. Ahora me ronda por la cabeza otra idea. ¿Será al igual que el sexo una forma de escape? Lo desbloqueo, ¿la apariencia un escape? Uy, qué miedo.

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