jueves, octubre 05, 2006

Poema Cotidiano de mi ilusión
Me harta la monotonía,
El ruido del abanico me ensordece
Mientras los coquís
Cantan al unísono su sinfonía.

Desesperado me levanto
Me visto,
(Porque estaba desnudo)
Con apuro deslizo la ropa
Por mi piel.
Cojo las llaves y me encamino
A la ciudad
A la maldita realidad.
A ese mundo que tortura
Y que tal vez no mata,
Que perdona pero que no olvida
En la que se encuentra
Una disputa de una guerra civil
No/sí declarada.

Camino por las calles abandonadas
De mi acorralado país
Y descubro mi infancia,
Descubro los fantasmas
Que todavía me siguen,
Que no paran
Que no me sueltan,
Que corrompen
La virginidad de mis pensamientos impuros,
Que se vacían dentro de mí
Llenándome de más miedos
(Porque soy un cobarde)
Moviéndome a la involuntad
Como si estuviera poseído.

Pero no paro
Sigo caminando.

Me encabalgo a los momentos
Del pasado
Del puto pasado encarcelador.

Me encuentro un chavito en el suelo
Y lo echo al bolsillo
Para la buena suerte
Porque la necesitaré
Por si un cabrón
Que no quiere trabajar
Y necesita mantener
A sus siete hijos
Con las siete flejes con quien estuvo
Me asalta a mano armada
Mientras la gente distante
Me mira y no hace nada.

Así es como se juega aquí
A lo sucio y tramposo.

Me encuentro bien fatigado
La presión la tengo por las nubes
Y me detengo en una barra
A tomarme una cerveza.
¡Que sabe a mierda!
Recordando mi copa de champán
Imaginando que estoy tomando
Mi copa de champán.

Se enciende un radio
con la música
de la excelentísima Sylvia Rexach
mientras afuera se lanzan
setenta mil autos
a la velocidad de la luz.
Casi atropellan a los dos mil habitantes
Que intentan cruzar la calle.

Los ruidos de la carretera
También me molestan
Y salgo desquiciado
Corriendo por las calles
Para escapar del ruido
Que los carros producen
Y que amenazan con atropellarme,
Para morir abandonado en una cuneta
Hasta que alguien piadoso
Corra para buscar mi auxilio,
Pero será tarde
Porque estaré muerto.

Si las cosas siguen como van
Tal vez este sea el futuro
Que caerá sobre mi destino injusto.

Así que me siento en un banquito
De la plaza en la cual aparecí
Sin saber como rayos.
Y pienso sin remedio
Hasta que me estalla la cabeza
En pensamientos de tanto pensar.
Y no puedo más.

Corro por las calles
de mi acorralado país
desprotegido del abrazo matero
que no está presente.
Corro y corro
Sin remedio
Intentando llegar a mi casa
Para sentirme “a salvo”
De todo lo que vi.

Llego pero se me hace lejos
Corro, avanzo, corro, avanzo
Corro, avanzo, avanzo, corro
Y por fin llegué
Para darme cuenta
Que perdí mis llaves
En algún lugar, en la calle.
Ahora la puerta no abre
No transige
Y descubro que me he quedado solo
Sin nadie a quien recorrer
En un mundo en el que cada instante
Cambia más.
Ahora estoy solo
En mi acorralado país
Y fuera de mi casa
Porque no tengo llaves.


No hay comentarios.: