sábado, octubre 07, 2006

El poema y su propia conciencia


Escribir un poema
Es mirarse
En un espejo interior,
Desgarrar desde lo más hondo
De la piel
Aquel sentimiento libre
(que muchas veces es condenado)
Y que se quiere expresar.

Escribir un poema es una aventura,
Llena de sueños, fantasías
Y mucho más de situaciones reales.

Entre mis versos soy yo quien
Manda;
Juego a ser Dios,
Soy el dueño de mi creación
Aunque ciertamente,
Ese sentimiento libre,
Tiene que seguir su condición
De individuo propio,
De libre albedrío,
De propia conciencia.

No es tarea fácil
La del poeta-escritor-casi Dios,
El asunto tratado
Debe ser íntimo
Pero a su vez
Con destino a cualquiera
O mejor
Con destino a la nada,
Porque la nada es la opinión de todos
Sin condición de ser justa
O injusta.

Mi poema es mío
Soy yo quien lo crea,
Aunque por mi cobardía
No me atrevo
Muchas veces a profundizar.

Es ardua la labor de creación,
De perfección,
De querer decir el objeto directo.
Es difícil parir esas palabras que a veces no salen.
Es difícil querer decirlo todo
En tan pequeña obra maestra.

Aquí su curso termina
Porque simplemente
Lo decido yo.
¿Recuerdas que soy el Dios
De estos versos?

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