viernes, febrero 29, 2008

La Lupe. Irrepetible drama y canción





Por Jaime Torres / El Nuevo Día


Confieso que siempre que escucho una canción de La Lupe me asalta la memoria de su imagen en movimiento en la pantalla del televisor en blanco y negro de la casa de mis padres.


Me sentaba en el piso a observar el ritual de la artista cubana que, con sus gemidos, gritos, gestos y movimientos, me asustaba e intimidaba.


Yo, entonces un mozalbete de diez años, sentía miedo cuando La Lupe abría sus ojos y con su pronunciada mascara se encarnaba en su personaje, y moviendo las manos y revelando sus largas uñas, que parecían las garras de una arpía, amenazaba con capturarme para devorarme o entrarme a golpes, como hacía con sus músicos.


A veces, de la monstruosa personalidad que matizaba su interpretación visual del guaguancó, en el bolero La Lupe se transformaba en un torbellino de pasión que se desgarraba el corazón cuando entonaba ‘Qué te pedí’, ‘La tirana’, ‘Puro teatro’, ‘Carcajada final’, ‘La mala de la película’, ‘Si vuelves tú’ y otros boleros.


Comenzaba por quitarse el pañuelo, las prendas y accesorios; luego se quitaba los tacos y justo cuando se iba a desprender del sostén terminaba la canción.
Esas son las imágenes que conservo de Lupe Victoria Yolí Raymond, la eterna e inmortal Yiyiyi; embajadora de la salsa que recorrió el mundo y se consagró en el mercado norteamericano con ‘Fever’ y otros éxitos.


La industria fue injusta con ella.


Cuando Jerry Masucci compró el sello Tico, artistas como La Lupe, Celia Cruz, Tito Puente e Ismael Rivera pasaron a su compañía.


Pero Masucci quiso consagrar e inmortalizar a Celia y prácticamente sacó de circulación a La Yiyiyi al no promover sus discos ni conciertos.


Pero la historia ya estaba escrita. Compare los discos que Celia Cruz y La Lupe grabaron con Tito Puente. Compare las ventas de sus grabaciones como solistas y verá que La Lupe superó en popularidad a Celia.


Fueron rivales por caprichos de Morris Levy, el judío dueño de la casa Tico. Y antagonizaron porque así lo quiso Jerry Masucci, el propietario de Fania.


No faltan los que, como el conocedor Richie Viera y el escritor Juan Moreno-Velázquez, autor del libro “Desmitificando a La Lupe”, aseguran que diferencias personales y en sus estilos de vida crearon un enorme abismo entre las cantantes.


Ni siquiera existe una foto de ambas artistas.
Lo cierto es que La Lupe es irrepetible. Drama y canción. Sentimiento y cadencia a su máxima expresión.


En otro aniversario de su muerte atesoro sus discos con Mongo Santamaría, Tito Puente y como solista. Y los escucho hasta la saciedad porque son parte de la herencia cultural que contribuyó a forjar nuestra personalidad e identidad caribeña y latinoamericana.


Lamentablemente, su música ya no suena por la radio y es olvidaba por la industria, aunque en España el cineasta Pedro Almódovar reconoció y honró su leyenda.


La Lupe murió el 29 de febrero de 1992, un año bisiesto. Este sería, pues, el cuarto aniversario de su fallecimiento, víctima de un ataque cardiaco, a la edad de 53 años y cuando se dedicaba a predicar el Evangelio y a testificar los milagros que Dios obró en su vida.


¡Descanse en paz!

http://www.elnuevodia.com/diario/noticia/musica/flash/irrepetible_drama_y_cancion/370345

Para finalizar esto yo le añado su grito de batalla en su melodiosa y desgarrante voz

¡Ayyyyyyy Yiyiyi! ¡Es fieeeeeebreeeeeeeeeeeeeeee Ayyyyyyyyy!

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