
que soy como la serpiente del Edén,
tiento el instinto,
lo oculto dentro de los huesos.
Me gusta refugiarme
adentro de cadáveres esporádicos,
avanzar sin sospecha
entre mundos paralelos…
inverosímiles casi siempre.
¿Qué sale de tu boca
si no es el dulce fruto
del conocimiento,
de la verdad inocente
que se escondía tras la huella
de lo invisible?
No hay mucho que decir.
Es mejor el silencio a veces
que las palabras huecas
como ahora.